Hay mucho que agilizar
El mundo está en un estado de flujo constante. Las grandes novedades de ayer no tardan en convertirse en agua pasada. Los ciclos de innovación son cada vez más cortos, mientras que los procesos son cada vez más complejos y los clientes cada vez más impredecibles. Las empresas de nuevo cuño sacuden los mercados con modelos de negocio disruptivos. El nuevo mundo es digital y conectado, rápido y dinámico. La clave es VICA - volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad. Éste es un mundo de constantes cambios tecnológicos, de altas velocidades y una competitividad aún mayor, con variaciones enormes en las preferencias y comportamiento de los clientes.
La flexibilidad es la clave
En esta situación, se necesita agilidad tanto en cada área de la empresa como, por encima de todo, en la mente. Las empresas de éxito reconocen que no es posible seguir trabajando como antes. Una nueva forma de trabajar está asaltando las oficinas... y "ágil" es la palabra mágica que resume dicha mentalidad novedosa. ¿Qué significa? Trabajar con agilidad significa estar siempre a punto para responder con flexibilidad y cambiar. La organización aprende constantemente y maneja sus conocimientos de manera transparente, siguiendo el principio de que compartir es vivir. Al mismo tiempo, se trata de pensar dos pasos por delante, de anticiparse a los acontecimientos y utilizarlos de forma innovadora. Es imprescindible, vital, que el cliente esté siempre en el centro de toda consideración.
Una empresa ágil es el resultado de una mentalidad de crecimiento en lugar de una mentalidad fija, como dice Carol S. Dweck. Alguien con una mentalidad fija se aferra a jerarquías estrictas y al típico pensamiento compartimentado. Como consecuencia, las decisiones se demoran, el individuo como tal tiene poca responsabilidad y no hay mucha flexibilidad. Por otro lado, la mentalidad de crecimiento se avista en una cultura donde los equipos interdisciplinarios trabajan juntos de manera armoniosa y confiada. La comunicación es transparente y abierta. Los empleados valoran la retroalimentación de 360 grados y la responsabilidad individual. Esto tiene el efecto de que la colaboración se vuelve más rápida, flexible y transparente - tanto a nivel interno como externo. También da un impulso significativo a la capacidad de rendimiento de la empresa.
Sin embargo, este tipo de transformación no ocurre de la noche a la mañana. Después de todo, implica un gran cambio cultural. El proceso tiene que ser dirigido desde arriba hacia abajo, y requiere estructuras apropiadas, coraje, apertura, un equipo de gestión de cambios comprometido y una comunicación constante para apoyar al personal a través de los cambios.
Pequeños pasos para la flexibilidad
Una mentalidad ágil es particularmente ventajosa cuando se trata de introducir un nuevo escenario de sistemas como SAP SuccessFactors. Los procesos ágiles ya no consisten en establecer un paquete complejo y confuso, como un todo y de una manera rígida e inflexible. Más bien, los cambios se introducen en piezas y pasos pequeños, a menudo monitoreados y revisados. Para los clientes, esto elimina el factor sorpresa incluso del proyecto de implementación digital más completo. El obstáculo para introducir tales innovaciones se reduce al mínimo. Los procesos ágiles simplifican los asuntos complejos, hacen más rápida la implementación y entrenan el enfoque hacia los clientes y sus necesidades. En última instancia, son un esfuerzo conjunto del equipo, en el que todos están pendientes del panorama general y participan en la consecución de los objetivos.
Las preguntas surgen en medio del proceso
Durante más de dos décadas, hemos asesorado con éxito a las empresas en el uso de SuccessFactors. En la práctica, nos percatamos de que muchas preguntas sólo surgen cuando los clientes conocen mejor el sistema a medida que el proyecto avanza. Por lo tanto, la flexibilidad es una gran ventaja y esto se puede lograr adoptando un enfoque ágil. Los clientes pueden entonces ayudar a dar forma al proceso, tomar parte activa en la implementación y tener la oportunidad de adaptar las cosas de manera flexible, por ejemplo, con la ayuda de tts labs - un entorno innovador y creativo en el que los arquitectos de sistemas experimentados y comprometidos pueden llevar a cabo peticiones especiales de los clientes, las cuales van más allá de las posibilidades estándar de SuccessFactors. Esto también ofrece una valiosa oportunidad para examinar los procesos, estrategias y estructuras tradicionales. Para ello, es útil que los clientes experimenten una versión comprobable del producto en la fase más temprana posible del proceso.
Por cierto, no usamos por defecto métodos ágiles. Evaluamos cada proyecto individualmente, nos adaptamos a conciencia a las necesidades del cliente y al tipo de proyecto en cuestión. Sólo para que quede claro: los métodos ágiles no son adecuados para todos los contextos. Sin embargo, cuando tienen sentido y encajan bien, ofrecen grandes ventajas. O dicho de otra forma: hay mucho que agilizar.