El "Manifiesto Ágil" o la necesidad de responder con flexibilidad al cambio

El "Manifiesto Ágil (Agile)" se originó como una declaración de intenciones acerca del valor añadido en la cooperación durante el desarrollo de software. Hoy, casi 20 años después, empresas de todo el mundo se guían por estos mismos ideales atemporales. Echa un vistazo a los cuatro valores fundamentales y aprovecha la oportunidad para examinar de manera crítica tus prioridades.
25. Junio 2020
5 min

Cuatro valores fundamentales, doce principios generales. El "Manifiesto Ágil" es un documento redactado en 2001 por 17 expertos en programación, consultores y desarrolladores. Se concibió sobre la base de añadir valor a la colaboración en el desarrollo de software. Casi 20 años después, empresas de diferentes sectores de todo el mundo se orientan hacia los ideales formulados en los inicios del nuevo milenio. En tiempos de gran incertidumbre, una actitud ágil y la capacidad de responder con flexibilidad al cambio son vitales.

Los cuatro valores fundamentales

Detenerse en los cuatro valores fundamentales del "Manifiesto Ágil " puede ayudar a las empresas a tomar conciencia de su propia estrategia y, si es necesario, a ajustarla para seguir siendo competitivas en el volátil entorno actual.

El texto original del "Manifiesto Ágil" establece lo siguiente:
"Estamos poniendo al descubierto mejores métodos para desarrollar software tanto por nuestra propia experiencia como ayudando a terceros. A través de este trabajo hemos aprendido a valorar:

  • Individuos y sus interacciones sobre los procesos y las herramientas de trabajo
  • Un software operativo sobre una documentación exhaustiva
  • La colaboración con el cliente sobre la negociación contractual
  • Responder al cambio sobre seguir un plan

Esto significa que, aunque encontramos importantes los valores del lado derecho, estimamos que los valores del lado izquierdo son más valiosos".

Pero, ¿qué importancia tienen estas directrices para otros sectores más allá de la informática? Después de todo, la realidad laboral de las personas que trabajan, por ejemplo, en la enseñanza o en empresas de producción, difiere enormemente de la del entorno informático.

Primer valor: "Individuos e interacciones sobre procesos y herramientas"

Es obvio señalar que el valor de los procesos y las herramientas dependerá de las personas que las utilizan, pero no al revés. Por lo tanto, aunque pueden apoyar el trabajo en equipo, nunca sustituirán las discusiones cara a cara y la comunicación en persona. Sin embargo, esto no significa que los empleados puedan prescindir del conocimiento de los procesos. Al contrario: para utilizar las herramientas existentes de la manera más eficaz, es esencial conocer en detalle su función y sus beneficios. En caso de duda, las necesidades de los usuarios deben situarse por encima de normas rígidas.

Toma un momento para reflexionar sobre:

  • ¿Qué procesos e instrumentos se consideran establecidos en tu organización?
  • ¿Estos procesos y herramientas apoyan realmente a cada empleado a dar lo mejor de sí mismo?

Segundo valor: "Un software operativo sobre una documentación exhaustiva"

La documentación tiene su momento y su sentido, y este valor no lo cuestiona. Se trata más bien de evitar las redundancias y de ser conscientes de que las montañas de documentación también se tragan montañas de tiempo de trabajo, tanto para el autor como para el destinatario. Por lo tanto, el conocimiento debe estar anclado en la vida cotidiana de los negocios de una manera sencilla y directa. Una buena documentación no sólo ayuda, sino que también asegura que nuestros productos, con todo su valor y funcionalidad, puedan ser entregados a tiempo.

Toma un momento para reflexionar sobre:

  • ¿Contribuye la gestión del conocimiento en tu organización a la creación de productos valiosos?
  • ¿Tienes a veces la impresión de que se escribe la documentación con el único propósito de hacerla? ¿Por qué es así?

Tercer valor: "La colaboración con el cliente sobre la negociación contractual"

Observar, escuchar, hacer preguntas. Una cooperación continua con el cliente es fundamental para agilizar los equipos. En un enfoque clásico, el desarrollo de un producto comienza con las negociaciones del contrato y termina con la aceptación del producto. En el tiempo intermedio, a menudo hay poco o ningún intercambio entre el desarrollador del producto y el cliente. Por el contrario, en los proyectos ágiles el cliente está involucrado en el proceso de desarrollo desde el principio. La comunicación personalizada es mucho más importante que el contrato, que básicamente está diseñado para cubrir todas las eventualidades.

Toma un momento para reflexionar sobre:

  • ¿En qué medida conoces las necesidades de tus clientes?
  • ¿Qué método utilizas para reconocer a tiempo si las cirsunstancias de tus clientes y sus necesidades han cambiado?

Cuarto valor: "Responder al cambio sobre seguir un plan"

Parte de la cultura ágil incluye la voluntad de aprender y la capacidad de reaccionar con flexibilidad a las nuevas circunstancias. Por lo tanto, la respuesta al cambio tiene prioridad sobre una estricta adhesión a los planes. Esto no significa que los equipos ágiles trabajen sin planificación o incluso sin rumbo. Se centran en un objetivo en particular, a saber, el que promete la mayor contribución de valor. Sin embargo, con frecuencia cuestionan sus métodos de trabajo y sus resultados para aprender de sus experiencias.

Toma un momento para reflexionar sobre:

  • ¿Cómo te las arreglas para adaptarte a las realidades cambiantes y aún así acercarte a tu visión?
  • ¿Todo el equipo conoce, comparte y apoya esta visión?

Inspeccionar y adaptar

Mientras leías, ¿has pensado en cómo puedes aplicar estas pautas a la realidad laboral de tu día a día? Tal vez te atascaste en una u otra pregunta y esto te ha hecho reconsiderar cómo está posicionada tu compañía actualmente. Pero esto es sólo el primer paso. Si realmente quieres cambiar algo, también debes incluir en tus consideraciones a los empleados y a los clientes con sus necesidades diversas. Y una vez que hayas tomado una decisión, debes, de acuerdo con tu enfoque ágil, ser lo suficientemente audaz como para revisarla posteriormente y hacer los ajustes que sean necesarios.

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